Evocas el espliego del valle de arboledas,
en los aromas de jazmines y azucenas,
cascadas florales de ilusiones
y sueños, cuando el amor y el
deseo tocaban sus notas
cual pentagrama en el tiempo.
Sin más quimeras, cesaron las
noches entrelazadas de
sentimientos y emociones, se
extinguió la llama de la candela
que encendía el fuego abrazador.
Mas en la pendiente del nefasto
sortilegio, no pudiste vencer las
sombras de la espera...
Ahora en caída libre, tu alma
enamorada, quebrantada y herida
se desliza en la penumbra sin
esperanza, te abrazas al oscuro
precipicio de la separación.
En la profundidad del talud se escucha
tu gemido, suplicándole a la vida que
te devuelva los paisajes bordados
con los arpegios de tu corazón.
De tus quebradizas alas que
ya no vuelan al norte...sólo
quedan las imágenes de remembranzas
de un tiempo peregrino.
En el muro, sitial sombrío del
inflexible olvido, te consumió el crudo
cisma de la ausencia...y sólo te amparas
en el umbral de los recuerdos.
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