En mi sosiego fui arrancada de la llanura y como gacela que huye despavorida y herida por las flechas del cazador, deambula extraviada entre risco y peñascos buscando refugio. Amargura y desolación inundan mi alma, me alimento de pesares mientras mis lágrimas acarician mi rostro; quebranto y saetas cubren mi corazón cuando contemplo mi amada ciudad.
¡Cómo ha quedado desolada mi tierra!, ha cesado la risa de los niños, fenecieron sus juegos y asustados buscan refugio en los brazos de sus madres.
Tus hijos lloran por el infortunio de la Ciudad de la Eterna Primavera.
Ha cesado el canto de las doncellas, hoy no llevaran sus canastos con frutos al mercado porque nadie abrirá sus puertas.
Tus campesinos han abandonado los olivos buscando protección más allá de sus plantíos.
Sombra sobre sombra cubre mi ciudad, hoy la oscuridad es su farol.
Gritan las paredes de la ciudad en cada gemido caen sus muros, son destruidas sus recuerdos y se vuelven en silenciosas tumbas.
Terrenos muertos, a simple vista alejados de la mano de Dios,
Terrenos muertos, a simple vista alejados de la mano de Dios,
Las plañideras ciñeron sus vestidos de cilicio, se han puesto sus velos de polvo y caminan descalzas gimiendo hasta llegar a la Puerta Norte donde levantan sus manos a los cielos implorando por la vida de los que maman y ruegan que su tierra vuelva a renacer.
Los corazones de los ancianos gimen haciendo memoria de tiempos pasados se lamentan en su dolor, han perdido la esperanza de que vuelva el alborozo de las fiestas y se preguntan: -Acaso sus ojos volverán a ver a su gente en la majestuosidad de las ceremonias para recibir a la Pacha Mama, Protectora de su tierra.
Ciudad amada estas de luto, no hay consuelo para tu dolor, porque tus habitantes despavoridos huyen.
Tu cielo se ha vestido de negro ¿Dónde se refugiaran tus hijos? Si, la tierra ha abierto su boca para devorar sus raíces.
Desaparecieron de sus calzadas la alegría de los jóvenes y amargamente lloran en las noches de vigilia buscando el sueño más es en vano porque a huido muy lejos.
Ay, ciudad mía grande es tu dolor, pronto en tus calles será derramado el aceite balsámico para cerrar tus heridas.
Dentro de poco tus llanuras serán nuevamente insondables de playas doradas, tus campos de verde turquesa florecerán las rojas cucardas.
Ciudad amada y deseada que te proyectas hacia el futuro llena de esperanza, porque tus hijos llevan la luz del nuevo amanecer.
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