El sol como todos los días se
ha vestido de esplendor.
Garboso ha subido al púlpito del cielo
derramando
su discurso de luz
sobre las doradas arenas del desierto.
Día tras día
visita las montañas
de arena.
¡Oh! Soberbias
tierras del olvido, gigantes llanuras espaciosas.
Jardines pedregosos, arido césped
campos sin flores.
Recorro el desierto de piedras y polvo
Sin poder lograr formar mi camino.
Con tristeza en el alma
veo desaparecer
mis huellas que el simún se encargo
de borrar.
Largas jornadas en la soledad del desierto,
mil tormentas me rodean
de arena y polvo.
Con fuerza implacable golpea mi rostro
sin compasión, dejando surcos
de dolor.
Tantos sueños perdidos
entre todos aquellos
espejismos... a lo lejos veo tu imagen,
te alcanzo y, con mis manos toco tu figura,
pero como agua te diluyes entre mis dedos...
solo eres espejismo.
Espejismo
que perece donde empieza
mi realidad
y solo me haces delirar deambulando
por el desierto de
la vida.
Bajo su luz,
sigo peregrinando por el desierto.
Tal vez algún día, que no será igual a todos
los demás, podré alcanzarte
y así saber que no eres solo una ilusión más en
el camino
(Mary Salinas)
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